Es un plato nacional y quizás el más clásico ejemplo de la cocina criolla de Chile, donde se combina un producto autóctono como el choclo (maíz), fusionado con ingredientes introducidos a América.
Contiene un relleno de carne y cebolla llamado pino, cubierto con una capa de pasta de choclo, todo contenido en un pocillo de greda.
Es cocido en un horno de barro y se sirve en el mismo recipiente, que le permite guardar el calor como también imprimir un sabor especial.