Este dulce chileno es parte del repertorio tradicional dulcero de muchos países sudamericanos, herencia de las monjas católicas, que en otros tiempos, adoptaron la dulcería como un oficio rentable.
Los dulces chilenos son muy simples de elaborar y la mayoría están rellenos con manjar, algunas veces enriquecido con almendras o nueces molidas.
La versión más sofisticada se llama “chilenito”, que se cubre con un merengue italiano y se seca en el horno.